En una sociedad occidental como la nuestra, llena de prisas, obligaciones, actividades y distracciones, no es una excepción sino la regla que nos cueste “parar” la mente, que nos veamos arrastrados por una cadena interminable de pensamientos y que nos gobiernen nuestras emociones. Y no es de extrañar que así sea si vivimos en la más absoluta ignorancia sobre nosotros mismos, sobre cómo funciona nuestra maquinaria mental y, lo peor aún, sobre quién realmente somos. Como dice uno de mis más preciados escritores al respecto del Mindfulness, Jon Kabat-Zinn, “la fuente principal de sufrimiento humano tiene que ver con ignorar los anhelos profundos del corazón”. Y es que parece increíble que, a pesar de toda la inteligencia humana, cada día nos veamos más abocados a vivir en un estado de “piloto automático” que nos desconecta de nosotros mismos y nos empuja a vivir en un estado profundo de insatisfacción que no se resuelve por más que nos colmemos de experiencias gratificantes, cosas materiales, éxitos ni dinero.
Ante este panorama, cabría hacerse la pregunta: ¿vivimos antes de morir? Con “vivir” no me refiero al hecho de respirar, trabajar, comer, beber y tener una vida llena de ocupaciones y diversión; me refiero a vivir con mayúsculas. Sentir la vida, experimentarla en su más pura esencia, ser consciente de qué siento, qué necesito realmente para ser feliz, hacia dónde voy, con quién elijo hacer el camino, cómo quiero vivir. Si nuestra postura ante la vida no incluye éstas reflexiones y sus consecuentes tomas de consciencia, podremos creer que somos felices porque “tengo de todo” pero difícilmente lo sentiré así porque nos faltará lo más importante: vivir en plenitud conmigo mismo.
La práctica continuada de la meditación es una camino donde vamos desarrollando la capacidad de observarnos, pero no de cualquier manera, sino desde una actitud interna amable y compasiva. Observar nuestros pensamientos, nuestras emociones, nuestras sensaciones corporales en cada instante en el que tienen lugar, nos da una información valiosísima sobre nosotros mismos. Con la práctica de la atención plena o mindfulness vamos desplegando esa conciencia testigo, el observador que permanece ecuánime más allá del vaivén provocado por nuestra personalidad, nuestras emociones y nuestros pensamientos.
En los Talleres de Iniciación a la Meditación&Mindfulness, el propósito es acompañar en los primeros pasos hacia la comprensión y la actitud necesaria para la práctica de éste tipo de meditación, facilitando explicaciones y ejercicios prácticos que vayan ayudando a interiorizar dicha práctica. Lo más importante para mí en éstos talleres es que las personas que hayan participado se vayan con la idea clara de en qué consiste meditar, y más concretamente, qué es la práctica de la atención plena o mindfulness y cómo empezar a llevarla a cabo en la vida cotidiana. Éste tipo de talleres de iniciación a la meditación son una apoyo para quienes están comenzando a meditar o llevan poco tiempo con la práctica. Hacerlo en un marco grupal supone grandes ventajas, con un guía instructor que dirige de manera progresiva y guiada las diferentes meditaciones, y un espacio donde aclarar todo tipo de dudas.