No pretendo transmitir una idea romántica del amor pues quizás esa sea la única etapa de la relación de pareja donde las benditas mariposas en el estómago se adueñan de nosotros, adentrándonos así en un estado alterado de consciencia que impregna todos los detalles de nuestra vida y, de paso, nos deja ver y mostrar(nos) bien poco. Sin embargo, sí quiero reconocerla como parte esencial y, necesariamente temporal, en la construcción de una relación pues de ella nacerán los primeros intentos de construir un futuro “nosotros”. Es el puente hacia el Amor.
La cuestión es cuando pretendemos construir una relación de pareja en base sólo a esos sentimientos románticos que se despiertan en nosotros, a esa necesidad de estar con el otro convirtiéndolo en el epicentro de nuestra vida, haciendo girar todo en torno al “tú y yo”, diluyéndonos como personas en esa dualidad y perdiéndonos en la mayoría de los casos en ella. Ésta es la antesala de un apego dependiente o inseguro que nos traerá más sufrimiento que otra cosa y difícilmente nos conducirá hacia una relación de Amor en mayúsculas.
Existen también aquellas personas que rehúsan y evitan, consciente o inconscientemente, enamorarse. El miedo a comprometerse por el hecho de que una relación les pueda restar “libertad” y tiempo, y de otro lado, sumarle responsabilidades y renuncias. El miedo al abandono, a la posible ruptura, a revivir viejos dolores… Tantos son los motivos que se esconden sibilinos en el entresijo de nuestro inconsciente, que de una manera imperceptible acaban, tarde o temprano, encontrando razones para terminar con aquel proyecto de relación y evitando, así, el Amor. Apegos evasivos que generan tanto o más sufrimiento que el anterior alimentando profundos sentimientos de soledad.
Construir una relación de Amor en un contexto de pareja es algo que conlleva el firme propósito de evolucionar emocionalmente y crecer como personas.
No basta con un simple “ya que estamos aquí, sigamos…”, es necesario un “sí quiero!” dicho desde la plena consciencia y en coherencia con nuestro corazón. Y a lo anterior habría que sumarle una actitud de apertura y toma de consciencia de nuestras rígidas creencias, de nuestras heridas profundas que nada tienen que ver con la pareja que tenemos en ese momento y la decisión consciente de querer Amar al otro tal y como es. En la medida en la que una relación de pareja avanza, ésta se va convirtiendo en el espejo de nuestros fantasmas más ocultos y también, por qué no, donde proyectamos nuestras más bellas luces. Todo se irá dando en función de cómo (ambos) seamos capaces de ir danzando al ritmo de las leyes del Amor.
En mi más humilde opinión, y pronunciándome desde mi experiencia en los vínculos de amor a nivel personal y como terapeuta, creo que para llegar a vivir en un estado de Amor hacia tu pareja (si es que decides tenerla), se hace imprescindible en primer lugar, aprender a amarse a uno mismo, desde aquí podrás sanar más fácilmente las viejas heridas de tu niño interior, y en último lugar pero ni mucho menos carente de la misma importancia, ampliar la concepción de lo que verdaderamente significa Amar a alguien, bien sea tu pareja, tus padres, tu amigo o tú mismo.
Mientras el amor hace libre al ser amado, el apego dependiente conlleva posesión de superar la soterrada amenaza de abandono y pérdida.
- Jose María Doria

Raquel Roji Fernández
Psicóloga, Psicoterapeuta, Instructora de Meditación Transpersonal, Consultora Mindfulness transpersonal. Especialización en la Terapia transpersonal de pareja.
Quiero ayudarte a que vivas la vida sintiendo el placer de ser feliz.